La secta evangélica que se hace llamar los Cristianos enseña que recibir a Cristo significa volverse hacia Él. Para hacerlo, es preciso dar la espalda al pecado, y luego mediante un acto de fe invitar a Jesucristo a tomar control de nuestra vida. Aceptar al Hijo de Dios, Jesucristo, como su Señor y Salvador, quien dirigirá la vida de ahora en adelante. Las obras no son importantes, lo importante es haber aceptado a Cristo en el corazón para estar seguro de estar SALVO.
Si aceptamos a Jesucristo como nuestro salvador, y Señor; pero no aceptamos su Iglesia, las autoridades de su Iglesia, su doctrina, sus enseñanzas, a su Madre María como madre nuestra, los sacramentos instituidos por Él para santificarnos y como medio de Salvación (los siete sacramentos, no solamente el bautismo), no estamos aceptando verdaderamente a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador y no se les puede llamar cristianos a las personas que tienen estas ideologías.