[…] hay mucho más en este álbum: de entrada, amplía la paleta musical desde pautas habituales de la canción a guiños con respecto a otros ámbitos rítmicos como el del rock o el del jazz.
Es música de amalgama, bien digerida, estupendamente interpretada y que no entorpece la voz de su cantante ni el amable punzón de sus letras, con una enorme carga de ironía, de lirismo, de melancolía y de angustia, al mismo tiempo.
Se trata, en cualquier caso, de una producción madura, que actualiza el cancionero y nos brinda una propuesta singular, a la que dicilmente podemos domeñar bajo cuadros sinópticos. Libre y salvaje, La Buena Mujer vuelve a dejarnos ver un cierto lado gamberro. Lo que se agradece en tiempos tan domesticados.”
– Juan José Téllez