Un día estaba Diógenes comiendo un plato de lentejas. En ese momento llegó Aristipo, otro filósofo que vivía con lujo adulando al rey Alejandro Magno y le dijo:
Mira, si fueras sumiso al rey, no tendrías que comer esa basura de lentejas
Diógenes le contestó:
Si tú aprendieras a comer lentejas, no tendrías que degradarte adulando al rey.