El movimiento El Día Después, surgió en un contexto de máxima polarización electoral, en el que disentir era sinónimo de ofender, y discrepar podía convertir a dos personas en adversarias.
La esencia del movimiento estribaba en hacer un llamado a la calma y concientizar a la ciudadanía de que la elección era sólo un momento particular en la construcción democrática de un país y que el verdadero reto para la inmensa mayoría comenzaría el 2 de julio.
El Día Después se convierte en una plataforma para la acción, una herramienta que permita acercar a la ciudadanía con diversas organizaciones, colectivos y movimientos sociales que tienen décadas trabajando por el bienestar de nuestra sociedad.