En nuestra estrella, el Sol, existe una cantidad considerable de oro, suficiente para construir una nueva luna con un diámetro de más de 600 km, exclusivamente con este metal precioso.

Si pudiéramos traer todo ese oro a la Tierra, su peso sería casi el doble del peso de toda el agua en nuestros océanos.

Según el astrofísico Nicolas Grevesse, el Sol contiene aproximadamente 8 átomos de oro por cada billón de átomos de hidrógeno.

Aunque pueda parecer escaso, debemos considerar que nuestro Sol tiene una masa equivalente a 332,946 veces la masa de la Tierra. Por lo tanto, según los cálculos de Grevesse, deberían existir alrededor de 2,34 billones de toneladas de oro en nuestro Sol.

Como comparación, el peso de toda el agua de los océanos terrestres ronda los 1,3 billones de toneladas.

Cabe destacar que este oro no se originó en el Sol, sino que estuvo presente mucho antes, "flotando" en la nube de gases y otros elementos que formaron el sistema solar. Con el tiempo, el Sol atrajo hacia sí este y otros metales pesados.

Se cree que el oro en nuestro sistema solar tuvo su origen en la fusión de una estrella de neutrones, un evento extremadamente violento en términos astronómicos.

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