El día que un clavel tocó un vientre vacío y cambió una vida.mp4
El día que un clavel tocó un vientre vacío y cambió una vida

Rita Tortora llevaba siete años de matrimonio sin hijos, un anhelo que llenaba cada rincón de su corazón. Pero esta historia no comienza en un hogar silencioso, sino con un clavel lanzado desde las manos de un santo.

Todo empezó con las confesiones regulares de Rita con el Padre Pío, donde siempre pedía la misma gracia: ser madre. Y cada vez, él respondía con una invitación simple pero profunda: “Ora”. Sin embargo, Rita, cargada de fe y esperanza, decidió un día hacer un pedido diferente.

—Padre, ¿podría regalarme una rosa por mi cumpleaños? —preguntó con una sonrisa tímida el 5 de mayo de 1951.

El fraile, conocido por su carácter sabio y a veces enigmático, respondió con una advertencia cargada de significado:

—¿Sabes que las rosas tienen espinas?

Con astucia, Rita replicó:

—¡Pues regáleme un clavel!

El Padre Pío la miró, sin decir palabra. Esa tarde, durante una representación en el convento, sostenía un ramo de claveles en una mano. Sin previo aviso, lanzó uno rojo hacia Rita. La flor cayó suavemente sobre su vientre, y en ese instante, algo cambió.

Nueve meses después, el 7 de febrero de 1952, Rita dio a luz a una niña a la que llamó Pia, un nombre que reflejaba el amor y la devoción que rodearon su llegada al mundo. Aunque la pequeña partió al Cielo en 1960, su vida breve pero significativa se convirtió en un testimonio del poder de la fe y la intercesión divina.

A veces, la respuesta a nuestras oraciones no llega como esperamos, sino como un clavel que toca el vientre de nuestras esperanzas, sembrando en él la certeza de un milagro.