@CreciendoenlaFeCatolica La Promesa de una Vida Nueva: Una Invitación a la Fe y a la Oración
La promesa de una vida nueva después de la muerte, realizada por nuestro Salvador Jesucristo, es un pilar fundamental de nuestra fe cristiana. Es una luz de esperanza que brilla intensamente, no solo para los creyentes, sino también para aquellos que aún no han encontrado su camino a Dios. En Juan 14:2-3, Jesús mismo nos dice: "En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré conmigo, para que donde yo estoy, allí estéis también vosotros". Esta promesa es una invitación divina a renacer, a vivir eternamente en la presencia de Dios.
Dios ha mostrado su existencia y su amor por la humanidad a través de los siglos en innumerables formas. Desde la maravilla de la creación, que declara Su gloria, hasta las profecías cumplidas y los milagros realizados por Jesucristo y Sus apóstoles, hay evidencia abundante de un Dios vivo y amoroso que busca una relación con nosotros. Romanos 1:20 nos recuerda, “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”.
Para aquellos que dudan, recordemos que la incredulidad puede costarnos la maravillosa promesa de la vida eterna. Hebreos 11:6 nos advierte claramente: "Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que Él existe y que es galardonador de los que le buscan". No podemos permitir que nuestras dudas nos alejen de la gracia y la promesa de una nueva vida que Dios ha preparado para nosotros. Por lo tanto, es urgente que tomemos pasos decisivos para conocer a Dios, amarlo y obedecer Su voluntad.
La oración es una herramienta poderosa que Dios nos ha dado para comunicarnos con Él. Mateo 7:7-8 dice: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá". Orar es hablar con Dios, y Él está siempre dispuesto a escucharnos y ayudarnos. No hay momento malo para orar; siempre es el tiempo adecuado para hablar con Dios con fe, a tiempo y fuera de tiempo, sin cansancio.
Nuestra fe determina lo que alcanzamos de Dios. Mateo 21:22 nos asegura: "Todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis". Es una invitación a confiar plenamente en el poder y la bondad de Dios. Orar con fe significa esperar con esperanza, persistir sin cesar, y creer que Dios tiene un propósito y un plan para nuestras vidas.
En conclusión, la promesa de una vida nueva después de la muerte es real y está al alcance de todos. No permitamos que la duda nos robe esta bendición. Busquemos a Dios fervientemente, confiemos en Su Palabra y comuniquémonos con Él a través de la oración. Juan 16:24 nos alienta: "Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido". Que nuestra fe sea fuerte y persistente, y que nuestra vida sea un testimonio viviente del amor y la promesa eterna de nuestro Salvador Jesucristo.
NO DESPRECIES LA PROMESA DE NUESTRO SALVADOR JESUCRISTO
🙏🏻❤️🕊️❤
@MariaGarcia-nj4hn
5 months ago
Amén 🙏
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