A partir de los años 90 del siglo veinte, comienza en el país un proceso de transformación social y cultural caracterizado por la secularización y conducente a la laicización de la sociedad, la nueva manera de entender y vivir la vida personal, familiar y religiosa se expresa principal y notoriamente en la juventud, estamento de la sociedad que más rápido internaliza y refleja el cambio, los nuevos rasgos sociales son los propios de una sociedad pauteada por la ideología progresista. Esta tendencia social y cultural pretendió institucionalizarse cuando en el año 2020 la ciudadanía votó mayoritariamente para tener una nueva Constitución, como resultado de un acuerdo político calificado como histórico, sugerido para poner término a un estallido que llamaron social, pero que nosotros los evangélicos definimos como delictual, lumperil, pseudo revolucionario.