Quiero recordarte que Dios te ama así tal cual eres, te ama tanto que ha dado a su propio hijo para salvarte a ti, y si en algún momento de tu vida sientes que ya no puedes más, corre a sus pies que El te espera con los brazos abiertos! Ánimo, no estás sol@!
Mi meta personal es llegar al cielo! Oremos los unos por los otros y al final de esta vida pasajera podremos juntos decir como San Pablo “hemos peleado la buena batalla”